Por Ayelen Rodriguez
El señor Refilo vive en Berazategui, cerquita del club Ducilo. Despierta a las seis, pero hasta las siete no se levanta. Recuerda a su amada y llora, pero después aunque sigue triste, no lo vuelve a hacer, dirá que no le sale.
Trabaja medio día. Y luego tiene terapia hoy, por suerte. Por suerte dirá él, así podrá llorar un rato sin culpa y sin vergüenza, ahí sí le va a salir, y le va salir muy bien. Hablará de ella: su cara redonda y sonriente, su honesta desprolijidad, la profundidad de su mirada curiosa y vivaz, y sus mañas amorosas.
Desde que ella murió, el señor Refilo ya no es el mismo. Así dice su jefe, y también Rosalía, la del almacén.
Pero hoy, camino a la plaza, volviendo de terapia, le sucederá algo realmente sorprendente. ¿Estará preparado para tanto este señor?
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El relato pertenece a la serie Va a sonarte raro.
Hablemos de nombres raros, como el de Quentin Monge.
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